24.3.12

Scarlet


Scarlet, con su melena escarlata ondeando a cámara lenta con el viento, observaba su próxima presa tras el cristal de un bar. El hombre, de unos 30 años más o menos, llevaba ya 6 cañas de cerveza. Su anillo indicaba que estaba casado, y la forma en que lo acariciaba, que el lazo con su mujer se estaba rompiendo. Unas enormes ojeras enmarcaban sus ojos, apagados. En definitiva, una presa fácil.
Con la sigilosidad y la elegancia de un felino, se encaminó. Al entrar, varias miradas lujuriosas se posaron rápidamente en ella, ignorándolas, se sentó en la barra junto a su presa. Le miró de cerca hasta que este se percató de su presencia y se giró. Cuando la vio, su belleza colapsó completamente su conciencia. A lo que Scarlet comenzó a hablar con una voz fuera de este mundo.
-          ¿Un hombro en el que llorar o unas piernas que acariciar? – y elegantemente levantó una pierna para apoyarla en la otra insinuadamente. La sonrisa de su escote atraía miradas hambrientas.
-          Yo… no sé… - el hombre estaba anonadado con la belleza de sueño erótico que tenía delante, no sabía dónde dirigir su mirada… sus piernas, sus manos, el lunar que decoraba su pecho izquierdo, sus labios, sus pecas, sus ojos grises y atrayentes. Era… era… ELLA.
-          Podríamos empezar con una copa de ron y seguir con una desenfrenada noche para olvidar penas.
-          Eh… - el pobre bobo no era capaz de dar una respuesta que mostrase sus deseos más feroces.
-          Shhh!... – Scarlet le acalló con un dedo sobre sus labios – Vámonos de aquí, no es necesario que me des más pistas.
Tras esto Scarlet se levantó y le guiñó un ojo para que la siguiese hacia la puerta. Cuando se dio la vuelta un hombre robusto y grasiento apareció ante ellos.
-          ¡Hola nena! ¿te hace una copa? – dijo con una voz ronca y un aliento que apestaba a alcohol mientras miraba sus perfectos pechos.
-          No – e hizo ademán de seguir adelante – no tengo ningún interés en gastar mi tiempo contigo.
El hombre dio un paso atrás, todavía insistente, impidiéndoles el paso y mirando con cara de asco al hombre que Scarlet había cautivado.
-          ¡¿Qué?¡ ¿Estás con este gilipollas? Porque… - Scarlet le cortó con un rápido golpe en la mandíbula y otro en la nuca que le dejaron seco en el suelo.
Y tras esto, Scarlet pasó por encima del borracho saliendo así con su hombre del bar mientras los demás miraban con asombro.
-          ¿Cómo? ¿Cómo lo has hecho? – exclamó el hombre totalmente desorientado.
-          No hagas ningún comentario. Ningún animal de bellota va a arruinar esta noche. Es nuestra – le miró profundamente a los ojos – Ahora dime, ¿en qué lugar tan interesante me vas a seducir?
Tras unos instantes de vacilación, decidió llevarla a su casa. Mientras andaban, él intentaba sacar conversación.
-          Soy Josh, ¿cuál es tu nombre? – preguntaba sin éxito.
-          Mejor será que no lo sepas – decía ella tajantemente y sonriendo por dentro.

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Sonrisas de Caramelo :D