11.4.12

Marion

Marion era una bomba a punto de explotar. Estar con ella era como tirarse por un precipicio creyendo fervientemente en la posibilidad de sobrevivir. Era de locos, y por supuesto, yo lo estaba. Si se empeñaba en conseguir algo nada era capaz de pararla, fuera cual fuera el precio. Ejercía en los demás tal fascinación que nadie se atrevía a llevarle la contraria, pues sabían que no saldrían bien parados. Su mirada era tan profunda y electrizante que podría pasar una estrella fugaz o caer un meteorito y jamás te darías cuenta mientras mirases aquellos ojos zafiro. Podías cogerle de las manos y sentir que flotabas en el espacio sin ninguna ley que limitase tus propias expectativas. Todo era posible cuando estabas con Marion, pero corrías el riesgo de no seguir existiendo en la realidad  del mundo que conoces o conocías. Todo el que caía en las redes de Marion quería ser la estrella del cielo que ella buscase todas las noches con su dedo. Cuando te encontrabas ante las puertas de la vida de Marion podías ver perfectamente un cartel medio caído y oxidado que advertía en rojo: PELIGRO. Pero a todos los locos que llegábamos ahí se nos caían de golpe la lógica y la razón, sin dudar así en entrar sin reparos para caer por el gran precipicio.
Para Marion todo era un juego. Por eso jamás sabría decir si esto no habría sido más que una pieza en aquel puzle tan poco serio o era el comienzo de algo más real.
Nos encontrábamos flotando boca arriba en el lago, simulando el muerto y agarrados de la mano. Observábamos las estrellas en una cálida noche de verano. Inesperadamente, como todo lo que ocurría con Marion, dijo:
-         ¿Quieres que probemos algo?
-         Sí, claro que si – contesté espontáneamente. A veces me preguntaba si era yo el que respondía en esas ocasiones.
-         Probemos eso del AMOR.
-         ¿Probarlo? – no entendía muy bien que pretendía, como siempre.
-         Sí, probémoslo. Tú quieres estar conmigo y yo contigo. Hagamos como esas personas que viven juntas y se dicen te quiero todos los días.
-         Pero no es tan sencillo – no sabía cómo había podido dudar de algo que había dicho Marion.
-         ¿Y por qué no?
-         Debes saber que el AMOR es un caos lleno de problemas – no podía creerlo. En cualquier otro momento habría dicho que sí sin dudarlo.
-         Lo sé – dijo tranquila.
-         ¿Lo sabes? – me extrañó.
-         Sí, lo sé – aseguró.
-         ¿Y te arriesgas? – era evidente la respuesta, pero aún así lo pregunté.
-         ¡Vayamos a navegar juntos y a desafiar al peligro que conlleva! – se giró y me deleitó con una hermosa sonrisa y un brillo de ilusión titilando en su mirada.
Sin dudarlo un instante le robé un intenso beso que no me negó, y cuando me correspondió lo saboree como si fuera el último.

2 comentarios:

  1. Me ha gustado Marion y sus deseos de jugar algo tan peligroso como el amor.

    Besos de neón, tienes nueva lectora ;)

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  2. Si la prueba sale bien, debe de ser porque el amor es una trampa que solo ganan los desconocidos :)

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Sonrisas de Caramelo :D