La iglesia era como una inmensa sala de cine. Las luces dibujaban cruces en las paredes. Había butacas azules, de terciopelo oscuro. Algunas estaban ocupadas por personas que rezaban, o que esperaban pacientes una luz que les guiase en el camino, dibujando su destino. Todas aquellas personas, allí, paralizadas, parecían de cera. No caía ninguna gota de sudor por sus frentes, ni si quiera movían un solo dedo.
Aquel lugar aparentemente cálido, era frío y gélido. Y parecía que ningún alma llenaba el vacío interior de aquel lugar que producía tantos escalofríos.
las iglesias parecen ser los lugares más cálidos por eso corremos hacia ellas, desafortunadamente, las llenamos de nuestro frío y de nuestra ausencia
ResponderEliminaryo también senti frío, no se porque.
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