La luz lanzaba fuertes destellos contra su cabello escarlata. Su delicada y desnuda piel dorada dejaba al descubierto un suave y fino vello apenas perceptible a la vista. Su hermoso lunar llamaba la atención allí, justo encima de sus gruesos labios rojos. Los rasgos infantiles de sus facciones aparentaban inocencia, pero no será eso lo que encontrarás dentro de ella, sino todo lo contrario. Scarlet, así se llamaba ella. Me dijo su nombre en una de esas muchas sesiones nocturnas que teníamos cuando lo único que deseábamos era sentir el roce de nuestra pasión. Cuando deseábamos sentirnos uno dentro del otro sin ningún compromiso que pudiese estropearlo todo.
Ella era un torbellino de emociones, un torrente de deseo y pasión, era el huracán Scarlet. Sí, así la llamaba yo. Cuando lo teníamos todo en su justa medida, y vivíamos para disfrutar de ello. Hasta que lo estropeé todo. Llegué demasiado lejos, llegué precisamente hasta donde ella no quería que llegase. Pero no pude evitarlo, no pude evitar esa sensación de que ella me importaba, de que había empezado a sentir algo mucho más complejo que el deseo y la pasión que ya sentía mucho antes por ella.
IMPRESIONANTE
ResponderEliminarHa sido brutal :) Te sigo!
ResponderEliminarme ha encantado esa descripción (:
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