18.7.10

Dulce atracción... ♥


Pippa entró en el centro comercial. Había mucha gente. Se oían mil conversaciones a la vez. Siguió andando hasta que encontró a sus amigas. Habían quedado para ir al cine esa tarde, así que fueron directamente a comprar las entradas. Cuando las compraron, decidieron sentarse en una piedra de mármol que había enfrente de la entrada a los cines. Pippa estaba embobada, la verdad, no le apetecía ir a ver ninguna película en ese momento. Por lo menos, todavía quedaba media hora para que empezara.
-  ¡Pippa!, llamando a tierra…, estás dormida, tía, dijiste que no estabas cansada.
-  Oh! Ah, sí, claro. Es que, me duele un poco la cabeza, eso es todo.
-  Bueno, nosotras nos vamos a comprar palomitas y bebida, si lo prefieres puedes esperarnos aquí, no tardaremos mucho. ¡Pippa!, ¿me estás escuchando?
-  Ah, sí, mejor me quedo.
-  Vale, hasta ahora.
Todo el centro comercial estaba abarrotado. Entre el barullo, el calor, y el dolor de cabeza, Pippa estaba ya mareadísima. De pronto todo empezó a dar vueltas, y era como si el tiempo fuese a cámara rápida. Entonces, como un empujón, todo se paró. Pippa ahora se encontraba en el centro comercial, pero no había nadie. Enfrente de ella no estaba el cine, sino una especie de almacén de chucherías. Se levantó, ya no le dolía la cabeza. Empezó a andar por el centro comercial, cuando se dio cuenta de que ya no estaba el bar, ni la heladería, ni tampoco las tiendas de ropa, todas las tiendas ahora eran tiendas de chuches y gominolas. Cualquiera diría que era impresionante y genial, pero era como si todos esos colores absorbieran tu energía. Pippa extrañada, pero a la vez alucinada, vio como las columnas que sujetaban el techo de cristal se convertían en enormes regalices, y como el suelo se convertía en una gran tableta de chocolate. Era una explosión de dulces olores y muchos colores. Pippa, alucinada toco el suelo con un dedo y  lo chupó. Sin duda era el mejor chocolate que había probado en su vida, y además era como si una energía de gran potencia se apoderara de ella y empezó a comer impulsivamente. Entró en un montón de tiendas y probó un montón de sabores hasta ahora desconocidos para ella. De pronto, notó una especial atracción hacia una pequeña tienda desolada y corrió hasta ella. Cuando entró, paró, y sintió que no estaba sola. Cuando se dio la vuelta se encontró con unos atrayentes ojos verdes como la hiedra. Se quedó completamente hipnotizada. Un hormigueo la recorrió entera, entonces relajó la vista y vio a un chico atractivo, con rasgos exóticos y con ropa de colorines. Se acercó y fue a articular palabra cuando de pronto todo se volvió negro y se despertó.

1 comentario:

  1. Las atracciones.. inexplicables y quedan en la memoria siempre.
    saludos!

    ResponderEliminar

Sonrisas de Caramelo :D