9.8.10

Las oportunidades son pocas... ♣

Laila estaba confusa. Cuando se pierde a muchas personas queridas y las que te quedan te ignoran y te miran como si fueras culpable de la situación lo que más deseas es desaparecer del mundo de la realidad sin demora. Pues esto es lo que le pasaba a Laila. Todos la daban por perdida. Decían que su tratamiento era difícil y delicado. Su enfermedad había llegado a un alto nivel de gravedad. Se sentía muy presionada.
-   Debes despertar de ese mundo de mentiras, Laila. Es lo mejor para ti - decían los doctores. 
-   No es más que una invención de tu mente - decía su madre.
-   No te engañes.
-   Despierta.
-   Vuelve.
-   Despierta, despierta, despierta…
Maldición, ¿no podían dejarla en paz? Era una presión social insoportable, inaguantable. Eran esos momentos en los que Laila dejaba a un lado el horrible mundo de la realidad y viajaba a su mundo perfecto y feliz, donde sus amigos y su familia la recibían con sonrisas y abrazos. Era un mundo de paz y tranquilidad, un mundo donde podía disfrutar de momentos felices y recordarlos en la eternidad. Pero esa vez, cuando se dejaba llevar por las redes de la imaginación, de pronto, ¡PUM!, cayó, y como si el tiempo se detuviese, se derrumbó en nada, esta flotando en un espacio vacío y oscuro. Apareció una luz a lo lejos, que fue acercándose y Laila se dio cuenta de que era una chica de su edad que estaba iluminada como una luciérnaga, con unos grandes ojos azules y mirada de esperanza. Su tez era como la porcelana y llevaba un precioso vestido azul celeste adornado con trenzas también azules colgando del bajo. Laila estaba estupefacta, no encontraba  palabras para explicar su confusión.
-   ¿Do, donde estoy? - estaba tan confusa que no lograba articular las palabras perfectamente.
-   En el espacio vacío que separa el mundo de la realidad del de la imaginación.
-   ¿Y qué hago aquí? ¿Quién eres tú?
-   Mi nombre es Yvanne y estás aquí para tu elección.
-   ¿Qué, que elección? No sé de qué me hablas.
-   Estás en la misma situación en la que estaba yo hace 200 años.
-   ¿200 años? ¿y qué te pasó para acabar aquí? ¿me va a pasar lo mismo? ¡Demonios!, yo no quiero estar aquí para siempre.
-   Eso no te ocurrirá si haces lo que yo no hice.
-   ¿El qué?
-   Elegir. Hace 200 años se me presentó la oportunidad de elegir, pero estaba tan presionada por la sociedad que no lo hice. Yo me había criado en una sociedad de poca libertad de opinión y decisión, dejaba que los demás eligiesen por mí en vez de ser yo misma. Cuando pasó la oportunidad de elegir, quedé anclada en este vacío infernal.
-   ¿Y te quedarás aquí para siempre?
-   No. Mi misión aquí era esperar paciente tu llamada, y darte la oportunidad de elegir. Después podré irme de aquí a otro lugar.
-   ¿Y has esperado 200 años?
-   Laila, cuando quedas sumida en un mundo vacío (si se le puede llamar mundo), viendo las caras de desesperación de los que cometieron el mismo error que tú, solo deseas escapar. Y si para ello tienes que esperar 2 siglos o más, la paciencia es el menor de tus problemas.
-   ¿Y como sabes que lo que te espera es mejor que esto?
-   No lo sé, pero algo es mejor que nada.
-   ¿Y si es algo horrible?
-   Todavía conservo la esperanza de un futuro feliz y tranquilo.
-   Entonces te deseo suerte en tu viaje.
-   Suerte en el tuyo.
De pronto Laila se despertó, su hermana Lina dormía a su lado profundamente. Abajo esta su hermana mayor, Ann, acurrucada en la litera. Podía oír las risas de sus otros hermanos corriendo por el valle al amanecer de un hermoso día de primavera. Laila estaba feliz, en su mundo feliz, y con la satisfactoria sensación de victoria. De pronto la ventana se abrió por acción de un viento suave y fresco, que trajo consigo una trenza azul celeste. Laila la cogió al vuelo y se la ató en la muñeca a modo de pulsera. Nunca olvidaría esa mirada de esperanza que la ayudó tanto en su viaje.
                                                                                                               
Las oportunidades son como los amaneceres, si uno espera demasiado se los pierde.

1 comentario:

  1. Es verdad.. las oportunidades son ùnicas.
    Saludos , me encanto esta entrada!

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Sonrisas de Caramelo :D